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Nos permite reconocer emociones, se convierte en una herramienta de autoconocimiento.
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Nos permite tener nuestra propia gestión de emociones en pos del equilibrio interior.
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Cuando escribimos suceden conexiones neuronales especificas y surge también la posibilidad de un fluir de emociones y sentimientos guardados, que muchas veces no logran salir a través de la palabra hablada.
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Logramos mas creatividad porque se involucran ambos hemisferios.
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Ejercitamos la inteligencia.
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Logramos las comprensión de nosotros mismos.
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Lo haremos a través de encuentros personales, y trabajaremos ejercicios específicos.
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Y una buena oportunidad de generar vínculos y una comunidad que acompaña una actividad placentera y terapéutica.
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