Hace poco estuve de viaje y en el edificio donde me hospedaba estaban haciendo reformas. Se comenzó a escuchar un taladro, que si bien no era permanente, tenía cierta constancia el sonido.

 

Siempre pienso que cuando alguien taladra una pared se puede encontrar con algo. Así como nosotros muchas veces taladramos nuestro inconsciente y encontramos sorpresas. 

A veces el taladro perfora un punto donde emerge, como una pérdida de agua, un llanto incontrolable de angustia, que estaba allí «encapsulado» y tiene que drenar, soltar ese dolor, ese recuerdo que sólo quedó alli guardado a modo de superviviencia para seguir siendo útiles y funcionales a la vida que teníamos por delante.

 

«Rascar la olla» le llamo a buscar hasta el fondo aquello oculto, pegado a la superficie que no por olvidado es inocuo. Todo lo contrario, en la oscuridad opera ese hecho traumático, alli desde las sombras.

Mi propio camino de crecimiento personal ha constado en eso, y gracias a él, puedo tener experiencia y herramientas para ayudar a otros. Porque no alcanza con la preparación teórica atinada, hay que tener la «praxis del dolor»; y como en los cuentos de hadas, hay que rescatar a la princesa. En este caso, a una misma…rescatarla de ese enredo de recuerdos, huellas dolorosas y confusión. Y asi, cabalgando en la libertad, la única en la que creo; la libertad emocional, salimos a andar por pastos verdes y frescos, a contemplar un nuevo paisaje lleno de posibilidades.

 Hay una frase de Miyazaki que dice:

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Me gusta la expresión posibilidades perdidas. Nacer significa estar obligado a elegir una época, un lugar y una vida. Existir aquí, ahora, significa perder la posibilidad de ser otras innumerables personalidades potenciales».

Asi es la vida, Crear y dejar otras posibilidades fuera.

Volviendo a la analogía del taladro, luego que se perfore la pared se rellena con material para que quede «cerrado» el agujero. En nuestra alma, cuando taladramos para poder drenar, es necesario rellenar un espacio que ocupaba el dolor o aquello putrefacto y viejo- si, lleva mucho tiempo alli estancado, por eso huele mal-con cosas bellas y buenas. Cerrar esas heridas reparándonos a nosotras mismas. Haciéndonos un mimo de «upa nena»…

Muchas veces cuando alguien molesta con algo decimos «me está taladrando la cabeza»…¿Acaso una situación sin resolver no te taladra la cabeza y te impide dormir? ¿Acaso una conversación incómoda pendiente la evitas porque te llena de angustia? …El saber popular y la realidad suelen estar muy emparentados.

 

En la vida creo en los trabajos y las transformaciones profundas, porque las «soluciones» temporales son eso, temporales, y luego la vida te pone una y otra vez frente a frente con aquello que tenés que resolver, sacar o soltar de tu vida.

Como dice Carl Jung; 

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«Nadie se ilumina fantaseando figuras de luz, sino haciendo consciente su oscuridad»

Y si, puede que usar «el taladro» te lleve a lugares oscuros, pero vale el trabajo. Es el precio por vivir un diseño en libertad.

Me gustaría leerte, y saber que este artículo en algo tocó tu vida.

Si crees que puedo serte útil en algo, escríbeme a gaby@gababuenosaires.com.ar

Gracias,

Gaba